- May 21, 2024
- Posted by: humanitarianweb
- Category: Humanitarian News
La reciente visita a la isla de la directora ejecutiva de ONUSIDA, Winnie Byanyima, aborda la atención al VIH en Cuba y sirve para para apoyar la estrategia de aquí al 2030.
Habla pausadamente, como asegurándose de ser entendida hasta el detalle por sus interlocutores cubanos. Pregunta por desafíos, resultados, estado de las investigaciones en el país sobre VIH y otras enfermedades.
En poco más de 72 horas de una intensa visita a Cuba, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, no cesó de entrevistarse con autoridades nacionales, científicos, periodistas y activistas de la promoción de salud. Elogió la producción de vacunas cubanas contra la COVID-19, dialogó con pasión en torno a la posibilidad de encontrar una cura definitiva contra el SIDA y defendió una respuesta al VIH que no deje a nadie atrás.
“Es un virus muy engañoso”, le comenta una de las expertas del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, institución pionera en los estudios sobre el SIDA en Cuba.
Ciertamente, las propias características del virus (altamente replicable, variable y eficiente en evadir la respuesta inmune) han obstruido los esfuerzos por disponer de una vacuna, pero ni la comunidad científica internacional, ni el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), se dan por vencidas.
Para el año 2030, la organización planea cumplir su estrategia de 95-95-95: que el 95% de las personas con VIH estén diagnosticadas; de estas, que el 95% dispongan de tratamiento antirretroviral; y de estas, que el 95% tenga carga viral suprimida o indetectable, es decir que impida al virus transmitirse, una meta que comparte Cuba con el acompañamiento de las Naciones Unidas.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), El Fondo de Población (UNFPA) y UNICEF integran el equipo de Agencias de ONU en Cuba que han apoyado programas de prevención para jóvenes y poblaciones clave, facilitándose el acceso a diagnósticos y tratamientos, el suministro de anticonceptivos, y el trabajo de abogacía destinado a superar estigmas y discriminaciones.
Desde el año 2003, las contribuciones del Fondo Mundial contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, implementadas por PNUD, han permitido adicionalmente la compra de equipos para laboratorios e instituciones de la atención primaria de salud, reactivos, e insumos, a fin de dar seguimiento virológico a las personas seropositivas.
La participación de la sociedad civil en encontrar poblaciones ocultas e incidir activamente sobre las más expuestas al contagio, viene a complementar los esfuerzos del Programa Nacional de VIH y el sistema de salud cubano por mantener indicadores favorables en la Respuesta al virus, en comparación con otros países de la región.
Luces sobre la oscuridad
A Elsi Cabrera nadie puede contarle sobre VIH más de lo que ella ha aprendido por sí misma. Se infectó en 1998, cuando estaban lejos aún los tratamientos antirretrovirales y la visión inclusiva que sobrevino después respecto a las personas viviendo con el virus.
“Existía mucho desconocimiento, incluso en el personal de salud. Sentí el rechazo de la gente y eso dolía tanto como la propia infección”, recuerda.
El delicado estado de su enfermedad la obligó a ingresar en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) durante casi un año, donde “afectada emocional y psicológicamente, y viendo a mi alrededor cómo otras personas enfermas se transformaban, adelgazando cada vez más. Juré que si salía de aquel atolladero dedicaría mi vida a trabajar para que los demás no sufrieran lo mismo que yo”.
Y así fue. Elsi se integró al trabajo de promoción de salud entre poblaciones clave como las redes trans y las de hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH).
El fomento de comportamientos saludables es uno de los componentes de la llamada “estrategia de prevención combinada” de Cuba, que articula acciones en favor de una sexualidad responsable, con una dimensión legal y de derechos, y otra biomédica (test diagnósticos, uso de PrEP, monitoreo de la carga viral, intervenciones de salud sexual y reproductiva y provisión de antirretrovirales).
La educación y la comunicación han sido herramientas clave para contrarrestar conductas de riesgo desde edades tempranas. Solo en 2023, UNICEF alcanzó a casi 900.000 adolescentes y jóvenes, estudiando sus estilos de vida e implementando espacios de consejería sobre comportamientos saludables en varias provincias del país.
Para ONUSIDA, eliminar la enfermedad es un objetivo que depende mucho de la acción comunitaria. Las organizaciones de comunidades que viven con el VIH, están en riesgo de contagiarse o se ven afectadas por el virus son la primera línea de progreso en la respuesta al virus, promoviendo servicios de salud pública centrados en las personas, generando confianza, innovando y supervisando la implementación eficiente de políticas y servicios.
De Cuba para el mundo: puentes de cooperación sur-sur
Para Winnie Byanyima, el potencial científico cubano pudiera inspirar proyectos de cooperación Sur-Sur, con transferencia de capacidades y tecnologías a otros países en desarrollo, y la posibilidad de encontrar soluciones conjuntas a desafíos comunes de salud.
“Cuba prepara estudiantes de medicina y profesionales de la salud que se despliegan por todo el planeta, incluidos los países desarrollados, con más de 20.000 en los cinco continentes”, dijo Winnie Byanyima durante su visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina.
“Esto la convierte en uno de los mayores cooperantes de la salud mundial, que es un principio clave para que el mundo alcance la meta de acabar con el SIDA y cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.”
En un encuentro con científicos del Grupo de Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas Biocubarma, la subsecretaria general de la ONU aseguró sentirse impresionada de la capacidad biotecnológica de Cuba para responder a las pandemias valiéndose de sus propios recursos.
Con 47 empresas y 164 líneas productivas, Biocubafarma fue responsable de la producción de vacunas cubanas contra la COVID 19 y, al mismo tiempo, fabrica biofármacos para el tratamiento del cáncer como anticuerpos monoclonales y vacunas terapéuticas, productos para la prevención y el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, así como sistemas para el diagnóstico precoz y la prevención de tumores malignos, entre otros resultados.
“Queremos apoyar a Cuba en la cooperación con otros países en desarrollo, especialmente en África, promoviendo la transferencia de tecnologías que puedan, a su vez, aportar un retorno al país”, afirmó Byanyima.
Para la directora ejecutiva de ONUSIDA, el mundo tiene mucho que aprender de Cuba, por lo que espera apoyar al país en compartir sus experiencias con otras naciones.
“Los retos de la movilización de fondos están ahí, y he visto con mis propios ojos cómo las sanciones contra Cuba y otros desafíos que el país enfrenta impactan la respuesta al VIH”. Pero Cuba tiene mucho que ofrecer a la salud mundial. Utilizaremos nuestra capacidad de convocatoria y nuestra voz para abogar por que esas oportunidades se hagan realidad”.
El apoyo de ONU Cuba en cifras
- 86,4% de las personas que viven con VIH (28.405) acceden a terapia antirretroviral con medicamentos recomendados por la Organización Mundial de la Salud
- 146.458 personas de las poblaciones clave (144.288 HSH y 2170 trans) cuentan con servicios de prevención
- 26 policlínicos y 5 laboratorios de biología molecular tienen sus capacidades fortalecidas para el diagnóstico y atención del VIH, la tuberculosis y otras enfermedades
- 1380 personas de grupos clave tienen acceso a terapia preexposición (PrEP), método de alta efectividad en la prevención del VIH, disponible en 20 policlínicos
- 1776 personas de organizaciones de la sociedad civil han sido formadas para la prevención del VIH, en el desempeño como para apoyar a compañeros a nivel comunitario y reducir barreras relacionadas con derechos humanos y género que limitan el acceso a los servicios de VIH